Postrimerías mortales.

 Ahora que desando ya sin derrotero

con el alma abierta en la mano
con los pliegues palpitantes,
desgarrándome por dentro
la mirada en el suelo, vacío
y las entrañas que me aquejan.

Es la muerte que se funde
en lo oscuro de mis noches;
como una tétrica ave
que va surcando la faz del horizonte
camino a la nada con pasos inertes
solo quedan ladridos del viento
que ahuyentan las esperanzas ya muertas.

Intento esbozar, el único deseo
en un espejismo de ideas
conocido ya por todo mortal
y no hay un ápice de reparo
al dolor, cual barrote previo,
-cuando la vida se fuga-
se desliza como el vaho, flotando
por encima de todo esfuerzo.

Es la muerte que ya hizo su balance
sumando una lumbre mas en su cuenta,
al fundirse como aquella ave oscura
en la espesura de las tinieblas.

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